Navajas de afeitar, una historia que viene de lejos
La historia de las navajas de afeitar se remonta al antiguo Egipto, hace más de 5000 años, cuando se fabricaron en bronce las primeras herramientas de corte fino. El gran Alejandro Magno fue el que introdujo las navajas de corte fino en el mundo grecorromano. En Roma apareció la figura del tonsor, que utilizaba navajas afiladas de hierro para rasurar las barbas de ricos y pobres.
Esta tradición se mantuvo hasta la época medieval, donde el tonsor se convirtió en el cirujano barbero; vendedores ambulantes especializados en cuidar la barba y los humores del cuerpo.
Las navajas de afeitar valían para (casi) todo
Desde el siglo XVIII las navajas de afeitar se usaron de acero, lo que hizo que la figura del cirujano, el barbero y el peluquero confluían en la misma persona, ya que con las cuchillas lo mismo te amputaban un miembro como que te rasuraban la barba.
Es a mediados del siglo XIX cuando empiezan a dividirse y surgen las primeras barberías que no han sufrido muchos cambios hasta nuestro tiempo.
Las navajas de afeitar, las estrellas del afeitado clásico
Si hay una cosa común a todas las épocas, es el ritual del afeitado. Durante un momento, el barbero y el cliente tienen una ligera complicidad, estás en sus manos y de su profesionalidad depende que el afeitado sea perfecto y no haya incidentes. La piel se prepara de forma previa al afeitado con cremas o jabones de afeitado que facilitan la operación, que se hace de forma muy meticulosa con una navaja de afeitar o con una cuchilla muy afilada. Después de limpiar la piel tras el afeitado, se aplicaba siempre un tónico o loción calmante. Es en las barberías de XIX y XX cuando este ritual se amplía, convirtiéndolo en una ceremonia que poco a poco se vuelve a recuperar.
Vivimos en una época donde el afeitado se ha convertido más en una necesidad engorrosa que en un placentero ritual. Pero cada vez más hombres deciden pasar por barberías o afeitarse en casa con el método tradicional, convirtiendo ese ratito en algo de lo que disfrutar, en un meticuloso ritual en que cada paso está pensado. En Barbazul puedes encontrar todo lo necesario para tener un afeitado tradicional.
buen artículo